Wednesday, January 18, 2023

El quehacer del Estado

 

Cuando se trata de conocer las prioridades de las familias mexicanas, cualquier gobernante que realmente se preocupe por nosotros sabe que basta preguntar por cuatro aspectos para conocer los elementos básicos de nuestro bienestar:

1) ¿Ya comieron? ¿Por qué?

2) ¿Cómo están de salud? ¿Por qué?

3) ¿Cómo va el trabajo? ¿Por qué?

4) ¿Cómo le va a los hijos en la escuela? ¿Por qué?

Los demás aspectos: seguridad, economía, servicios públicos, etc. son transversales a estos cuatro. No se necesita ser un gobierno paternalista para hacer estas preguntas. Solo imaginemos un México en el que las respuestas de todas las familias fueran:

1) Ya comimos. De forma abundante y satisfactoria. Porque tenemos acceso a alimentos nutritivos y de calidad. Porque nos alcanza para comprarlos. Y porque se nos ha enseñado cómo alimentarnos para estar sanos y sentirnos bien. Ni nosotros ni nuestros seres queridos pasamos hambre.

2) Estamos sanos. Porque ni nosotros ni nuestros hijos vivimos constantemente expuestos a peligros. Porque nos alimentamos bien, sabemos cómo prevenir enfermedades y, en caso de enfermarnos, tenemos acceso a médicos y medicinas. Porque se nos ha brindado educación para la salud, en particular la sexual y reproductiva, que ejercemos con libertad y responsabilidad. Porque nuestra casa está limpia y cuenta con agua, luz y gas. Y porque tenemos la oportunidad de hacer ejercicio.

3) Las cosas van bien en el trabajo. Porque hay empleos honestos, oportunidades laborales y salarios que cubren nuestras necesidades. Porque tenemos protección social y prestaciones. Porque nuestros niños y nuestras niñas no tienen que trabajar. Porque no hay jornadas excesivas. Porque se respetan nuestros derechos y se reconoce y valora el trabajo doméstico. Y porque esperamos una jubilación digna.

4) Las cosas van bien en la escuela. Porque nuestros hijos están aprendiendo, y aprendiendo a hacer. Porque tienen acceso a los materiales que necesitan para su aprendizaje. Porque la escuela los está dotando de conocimientos útiles y saberes que les sirven para un presente y un futuro mejor. Porque se respeta la diversidad. Y porque es un ambiente seguro, libre de violencia y adicciones.

En ese contexto ¿para qué querría un buen gobierno intervenir? No se trata de paternalismos. Se trata de dejar de lado lo superfluo, e ir a la sustancia. Se trata de reconocer dónde deben estar puestos los esfuerzos, y no desviar la atención hacia lo que le interesa a unos cuantos; por encima de lo que nos interesa a la mayoría. Es hacer énfasis en que sí sabemos hacia dónde se debe andar, qué incentivos se necesitan, y con ello evidenciar que el "atole con el dedo" se queda en el dedo. Que nos damos buena cuenta cuándo están funcionando las cosas, y cuándo no. Y el papel que juega en ello el Estado.

Este no es un comentario a la ligera. Es un llamado a no desviar la mirada; a volver la vista sobre el camino andado, y el que falta por andar, y enderezar lo que haya que enderezar; por el bien de todos. Sabemos bien lo que hay que hacer. Pongamos manos a la obra.

Saturday, January 7, 2023

Una propuesta para la paz

Bajo la premisa de que cualquier propuesta que ayude a combatir la violencia que vive hoy el país es bienvenida, escribo esta entrada. Hoy en día en México, las principales instancias encargadas de la paz en el país se centran en el combate a los delitos. Instancias como la Secretaría de Seguridad o la Sedena, además del Poder Judicial, son encargadas de garantizar la seguridad de los mexicanos. Sin embargo, la promoción de la paz debe centrarse principalmente en la prevención. Utilizar la justicia -principalmente punitiva- como herramienta para la convivencia pacífica es el equivalente a utilizar los cinturonazos (o su amenaza) para criar a los hijos en el hogar.

Dos ejemplos: si una mujer acude al ministerio público a denunciar violencia doméstica por parte de su pareja, legalmente lo que está realizando es la acusación formal ante la autoridad de la comisión de un delito por parte de su ser querido. En otras palabras, le está diciendo delincuente. ¿Podemos imaginar el dramatismo del momento que debe vivir la víctima, sabiéndose lastimada y, sin embargo, en el deber o la necesidad de lastimar aún más su convivencia familiar, con la esperanza de que el abuso pare?

Lo más probable es que previo a la agresión física hayan existido ya indicios de la descomposición en la relación familiar: gritos, engaños o coerción. Pero éstos no son necesariamente delitos. ¿A quién podría recurrir la mujer para decir "mi pareja no es una mala persona, ni un delincuente, pero la convivencia al interior de mi hogar se ha deteriorado, podría orientarme"?

Las causas pueden ser múltiples, y la vinculación con las instancias de gobierno también. Si el origen son problemas en el trabajo, la vinculación con la Secretaría del Trabajo y sus instancias podría brindar orientación y apoyo. Si el origen es un abuso agravado en el consumo de alcohol y otras sustancias, referirlo al Conadic podría ser la solución.

Un ejemplo más dramático es el de los jóvenes sicarios. Es muy probable que, previo a la comisión de sus actos delictivos, ya existieran indicios de que se estaban convirtiendo en un problema para la sociedad. Una charla con policías en su salón de clases en primaria, un aviso de los familiares tras su participación en riñas callejeras, vinculación con la Conade en su infancia y adolescencia, entre otras medidas a tiempo, podrían desembocar en un destino diferente para esos muchachos.

Pensar en una instancia que diera orientación y generara vinculación con los diferentes servicios que ofrece el gobierno se antoja pertinente. Quizás una Secretaría de Paz sea hoy solo un sueño o una exageración; pero su necesidad pública está a la vista. La gente en México tenemos una urgencia de soluciones para una convivencia sana, que nos permita desarrollarnos en la vida profesional y familiar, sin las zozobras y el peligro que la delincuencia y la violencia representan.