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Muy probablemente han escuchado en las noticias recientes que, de aprobarse el paquete fiscal de 2014 en la cámara de Senadores, el gobierno mexicano iniciaría un proyecto social ambicioso (y loable): el de generar un piso mínimo de pension universal para los adultos mayores; además de crear un seguro con duración de hasta 6 meses tras perder el empleo.
Estas dos políticas, ya de suyo, deben ser motivo de celebración para nosotros los mexicanos. Como señala el estudio titulado "El México del 2012. Reformas a la Hacienda Pública y al Sistema de Protección Social", del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), la pension social universal (propuesta), así como el desarrollo del seguro popular (de la pasada administración) son pilares de una política que genere un nuevo sistema de protección social universal, que "facilitaría la movilidad social y aumentaría la productividad, al evitar desperdicio de talento; promovería la formalidad y la productividad al reducir las cuotas obrero-patronales; reduciría el gasto en salud de las familias y los gastos por enfermedades catastróficas; y estimularía la demanda agregada interna de la economía"
Sin embargo, no todo es júbilo en las circunstancias actuales. Aunque suena lógico pensar que -para llevar a cabo las reformas propuestas- el gobierno mexicano debe echar mano de más recursos, basta escuchar a los expertos para saber que el incremento en gasto publico propuesto es desmesurado e, incluso, injustificado (véase, por ejemplo, en el minuto 25:21 del video de espiral la propuesta de incrementar en el doble los recursos asignados a la Secretaría de Energía):
El gobierno mexicano, en lugar de enfocar sus esfuerzos en crear mecanismos para fomentar la eficiencia en el uso de los recursos, está proponiendo superponer una nueva estructura a la ya existente. Las cifras oficiales de déficit público que el gobierno espera para este sexenio se han duplicado, y la participación del gobierno en la deuda total del país se espera crezca hasta alcanzar niveles no vistos desde las épocas que antecedieron a las crisis económicas del siglo pasado:
Como declara el Dr. Luis Foncerrada, las consecuencias de un incremento tal del gasto público tendrá repercusiones negativas sobre la productividad, el trabajo y el consumo de los hogares mexicanos;
Pero quizá el peligro mayor sea la amenaza de volver a circunstancias que detonaron la desestabilidad económica del país en las tres últimas décadas del siglo XX. El que haya regresado al poder el partido político gestor de dichas crisis nos recuerda, con temor, los grandes periodos de dispendio de Luis Echeverría, o José López Portillo. Las consecuencias, las conocemos todos. La responsabilidad de prevenir que vuelva a suceder, también es de todos.
Les deseo lo mejor
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