Les comparto una reflexión sobre el entorno en el que el Ejecutivo Federal presentó hoy -lunes 12 de agosto de 2013- la iniciativa de Reforma Energética. Resulta bastante desagradable que, al mismo tiempo que el Presidente exponía las supuestas ventajas de esta reforma en cadena nacional, los diarios extranjeros se regodeaban dando por hecho que de ahora en adelante podrán tener acceso a los recursos de nuestra paraestatal, PEMEX. Baste leer el encabezado del Financial Times ("México abre su sector energético"), tuiteado en el mismo instante del discurso antes mencionado de nuestro Presidente:
https://twitter.com/FinancialTimes/status/367100043628933120
Habrá que esperar el análisis de expertos para estimar los verdaderos alcances de esta propuesta, que reitero no es hoy sino eso, una propuesta. No obstante, podemos ir dilucidando sus pros y sus contras gracias a evaluaciones de reformas previas. Por ejemplo, en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), se llevó a cabo una extensiva evaluación de la reforma propuesta en 2009 por Felipe Calderón. Allí se describieron los problemas que enfrentaba PEMEX, declarando que éstos se encontraban en aspectos específicos: su deuda con compañías nacionales y extranjeras, la voracidad de su sindicato, y la ineficiencia de rubros como el de refinación de hidrocarburos y producción de bienes secundarios. Sin embargo, también se reconoció la ENORME riqueza que representa hoy en día el rubro de extracción de crudo; que hace de PEMEX una de las empresas más rentables a nivel mundial:
No hay que olvidar que hoy por hoy PEMEX es la empresa que genera la mayor proporción de la recaudación de ingresos públicos en el país. El hecho de que sea precisamente un gobierno priísta el que enarbole esta iniciativa, nos trae dolorosas reminiscencias del pasado, como lo fueron la privatización de Telmex y la bancaria. Estas privatizaciones trajeron consigo una nueva generación de multimillonarios, pero acarrearon asimismo costos de largo plazo para millones de mexicanos, así como una de las crisis económicas más dolorosas de las que tenemos memoria.
Ojalá que estos malos recuerdos no se conviertan en una nueva, triste y dolorosa realidad.
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